viernes, 11 de agosto de 2017

Cuando un niño viene a terapia

Decía Charles Paul de Kock, novelista francés, que los niños advierten y adivinan quiénes los quieren y aman. Se trata de un don que con el tiempo se va perdiendo. En la terapia breve centrada en soluciones somos todos testigos de la sagacidad de los niños. Un terapeuta centrado en soluciones siempre estará alerta de tomar las oportunidades de hacer preguntas de relación, en donde los niños puedan dar una voz fuerte a lo que ellos perciben de los adultos que los cuidan y ayudan a crecer, de lo que necesitan de ellos. Incluso darán ideas de aquello que esos adultos hacen para ayudarlos a crecer, sentirse seguros, aprender y sobre todo, sentirse amados.


                                        

¿Qué cree un terapeuta centrado en soluciones sobre los padr@s?

"Prudente es el padre que se da el tiempo de conocer a sus hijos", decía W. Shakespeare. Quizás este genial dramaturgo del siglo XVI fue un artista orientado a las soluciones adelantado a su tiempo. Su trabajo esta lleno de un legado de sabiduría inmenso. ¿Quién pensaría que también nos ayudaría en la hermosa tarea de ser padres? Los terapéutas centrados en soluciones suponemos que padres y madres siguen esta premisa Shakesperiana y buscan constantemente trabajar para orientar la terapia hacia los sueños que ellos tienen para el desarrollo de sus hijos. Queremos escuchar cómo es que quieren que la vida que le pueden dar a sus hijos será mejor que la que ellos tuvieron; queremos ver cómo a los niñ@s se les abren los ojitos al escuchar a sus padres; y queremos ayudar a que la relación entre padr@s e hijos se vaya fortaleciendo y llenando de esperanza.                                             
                                          

viernes, 22 de abril de 2016

¿Qué hacen las parejas felices para ser felices?


Dice George Bernard Shaw, "Del mismo modo que no tenemos derecho a consumir riqueza sin producirla, tampoco lo tenemos a consumir felicidad sin producirla". En esta cita el escritor deja relucir algo que toda pareja busca y eso es tanto reciprocidad como la necesidad de ser y hacer feliz. Qué complejas que son las relaciones de pareja. En ellas, confluyen dos mundos y se embarcan en la ardua tarea de crear el propio. Pero cabe decir que justamente es esa complejidad lo que las hace una experiencia tremendamente enriquecedora. 

No es fácil estar en pareja. La confluencia de dos mundos que negocian un espacio en común, muchas veces desde escenarios culturales, vivenciales, de crianza e incluso hormonales muy diferentes es tarea difícil. Más aún, al alero de las construcciones sobre el ser pareja que ofrece la sociedad: "es algo natural, se da"; "si realmente nos queremos, entonces todo va a funcionar"; "él es mi príncipe azul y ella, la mujer perfecta". A quien no le caen esas imposiciones externas como un peso tanto de exigencia a nuestro compañero/a y como un estándar imperioso de cumplir. ¿Cómo podemos lograr hacer de esta relación algo nuestro, prescindir del qué dirán y del cómo debiese ser?

Elliot Connie, autor de “The solution focused marriege: five simple habits that will bring out the best in your relationship” (El matrimonio enfocado en soluciones: cinco simple hábitos que sacarán lo mejor de su relación), ha reunido lo que en su experiencia como terapeuta de parejas hacen las parejas felices.

Revisemos los cinco hábitos:
1. Nuestras metas son...: A menudo cuando las personas quieren lograr algo en sus vidas, el paso más crítico es establecer una meta clara y alcanzable. Esto consiste en formular de manera explícita un plan para su futuro. Algunos planifican vacaciones o simplemente un viaje; otros planifican comprar una casa o cuántos hijos van a tener. Cada pareja define lo que ambos quieren (ojo que ambos está en negritas, concluya usted) y se van ajustando a su plan con determinación y flexibilidad ante las circunstancias.
2. Sigamos con la “luna de miel” hasta el fin: Cuando dos seres humanos se conocen y comienzan a gestar una relación de pareja, hay un encuentro consciente donde cada cuál observa con atención al otro y pone todas sus energías para comprender a esta persona que le resulta tan atractiva. Cuando la relación ya tienen sus años, esta consciencia se va perdiendo, por lo que a veces se requiere re-transformar a la pareja "de años" en aquella que hizo el trabajo de enamorarse, reviviendo en la historia los detalles de todo aquello que se hizo para llegar a un compromiso más profundo en la relación. Algunas parejas retoman salir a bailar, o el "date night", que consiste en dejar una noche a la semana, al mes, cada dos meses (lo que usted pueda) como una noche en que irrevocablemente se van a dar el tiempo de cortejarse. No necesariamente deben salir a comer, o al cine. He escuchado a muchos que prefieren quedarse en casa, acostar a los niños y prepararse un rico picoteo mientras conversan en un ambiente distendido. 
3. Hablemos y luego hablemos un poco más: En el comienzo de una relación, ambos hacen sus mejores esfuerzos por tener una comunicación efectiva. Cada cual trabaja a su máximo para comprender, así como para ser comprendido, además de comunicar de tal forma que la relación se vea fortalecida. Esto se logra mediante dos hábitos sencillo. El primero es notar, o bien, darse cuenta de qué aspectos de sí mismo, del otro, de la relación son positivos y luego traer esos aspectos a la rutina de la conversación. Se trata de evidenciar y agradecer mutuamente aquello que gusta, sirve y trae dicha a la relación. El segundo hábito es simplemente practicar, lo cual requiere de esfuerzos continuos de la pareja de búsqueda de interacciones positivas. Lo anterior apunta a poder llevar a la pareja a enfocarse a sus modos de comunicación recíproca, especialmente en aquellos aspectos que son positivos de la comunicación.
4. Igual al primer día de pololeo: En los comienzos de una relación, se seleccionan cuidadosamente las palabras y las acciones con las que se corteja al otro, lo que da como resultado la felicidad del compañero y el crecimiento y cercanía afectiva de la relación. Establecer una reconexión con la mentalidad de la fase del cortejo consiste en poder replicar el estado mental en donde ambos se miran a sí mismos con amor, se hablan con la suavidad de una primera cita y actúan con la felicidad y la emoción de los primeros encuentros. Una pareja me comentó que su compañero hasta el día de hoy le llevaba desayuno a la cama.
5. Somos un equipo: Las parejas no sólo despliegan un repertorio de conductas referentes a su amor y necesidad de cercanía emocional. También deben ponerse de acuerdo en temas relacionados con la convivencia, como el manejo del dinero, de los horarios, de las labores domésticas, de la interacción con la familia, entre otros. Todas estas temáticas para ser resueltas deben estar precedidas por una comunicación honesta y eficiente. Y esto se logra trabajando en bloque, como equipo, entendiendo que todas las personas pueden tener defectos y virtudes. Sin embargo, la ventaja de trabajar en equipo es llegar a ocupar las propias fortalezas para superar los defectos de la pareja y viceversa, superar los propios defectos mediante las fortalezas de la pareja.

Como se puede inferir, construir una relación de pareja requiere de un esfuerzo constante y de permanecer consciente sobre diversos aspectos. Es decir, nada es tan natural y espontáneo como se pinta en el imaginario social. Como decía Gabriel García Marquez en El amor en los tiempos del cólera, "el problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a construirlo todas las mañanas antes del desayuno".





Habilidades parentales: los puntos de partida.



¿Por qué evolutivamente como especie nos hemos desarrollado como padres, a diferencia de otras especies? 

 

Se dice que nunca estamos preparados para ser padres, pero incluso cuando más precauciones tomamos, la vida nos sorprende con desafíos imprevistos. Y sin embargo, como buenos hijos de la naturaleza, nos embarcamos en la ardua tarea de cuidar a nuestra descendencia. Somos la única especie de la naturaleza que poseemos un cerebro más desarrollado y por ende, más grande. Para ello tuvimos que sacrificar la temprana infancia. A diferencia de otras especies que al nacer pueden valerse por sí misma, los seres humanos somos neoténios, es decir, nuestro cerebro termina de desarrollarse varios años despues de nacer, lo cual implica que los primeros dos años de nuestra existencia debemos insoslayablemente depender de nuestros padres. Evolutivamente también desarrollamos el sentido de vivir en pareja y en comunidad para poder cuidar a nuestros hijos. Hoy en día nos vemos en la necesidad de abordar en qué sentido en nuestros tiempos debemos cuidar a nuestros hijos. De ahí surge como fuente de reflexión las habilidades parentales.

 

¿Qué es una habilidad y a qué nos referimos cuando la aplicamos a lo parental? 

 

Las habilidades que desplegamos como padres se refieren a la capacidad que tenemos como madre y padre de desarrollar todos los aspectos intrínsecos de nuestro talento, pericia y aptitudes en el quehacer de crianza de nuestros hijos.  

 

¿Cuáles son los conceptos básicos para desarrollar nuestras habilidades parentales hacia lo “suficientemente bueno”? 


 

1.- HOGAR ESTABLE: nuestra primera tarea es brindar un medio ambiente socio económico lo suficientemente estable donde nuestros hijos obtengan la satisfacción de sus necesidades básicas. Lo económico se torna imperante ya que nuestro sistema social está construído de tal manera que asuntos básicos como la salud, la educación y la vivienda de calidad son bienes de consumo. Por ende, la estabilidad laboral de los padres se hace cada vez más importante. En este entendido, la relación de pareja debe sometse a un autoanálisis para delimitar todos los asuntos monetarios de manera transparente y sobre todo práctica. La honestidad en asuntos de dinero es fundamental para poder construir el futuro familiar con habilidad y en pro del porvenir de los hijos. En resumen, hogar estable significa acceso a educación, salud, vivienda, alimentación y por su puesto entretención.

 

2.- SEGURIDAD PSICOLÓGICA: a diferencia de otras especies, los seres humanos para poder subsistir desarrollamos una capacidad superior de comunicación en donde nuestra mejor herramienta evolutiva ha sido la empatía. Por lo tanto, el apego que desarrollemos en la relación con nuestros hijos es muy importante para que estos se sientan seguros  con respecto a sus propias competencias. La seguridad psicológica es todo aquello que le permite al niñ@ desarrollarse plenamente en todas sus capacidades: intelectuales, físicas, emocionales, sociales y creativas. La mejor forma de realizar esto como padres es brindandoles la capacidad para que ellos se sientan seguros de sí mismo y por ende proyectarse de manera eficiente en todas sus capacidades. Acá no hay recetas, puesto que depende de cada niñ@ y cada padre y madre. Lo único que podemos hacer es estar presentes y abiertos emocionalmente para nuestros hij@s, sin miedos y atentos para poder acudir cuando nos necesiten en sus procesos de aprendizaje. 

 

3.- RELACIONES SOCIALES: como padres es muy importante propiciar el espacio a nuestos hijo@s para que puedan relacionarse positivamente con su grupo de pares. Esto es esencial para el desarrollo de la empatía, y consecuentemente para el aprendizaje de la lectura de las emociones. Una persona que puede leer emociones es una persona que va a necesitar invertir menos tiempo en solventar malos entendidos y sobre entendidos y podrá a su vez invertir su tiempo en desarrollar otras aptitudes. Brindar los espacios significa en lo inmediato invitar a amigos a la casa, darle permiso para que vaya a otras casas, que pueda participar en grupos sociales de deporte, música, etc. y nosotros estar presentes y atentos en cada movimiento para guiarlos positivamente (lejos de la paranoia) en sus relaciones sociales.

 

4.- DISCIPLINA Y UN ALTO ESTÁNDAR MORAL: finalmente, nuestra labor como padres es enseñarle a nuestros hijos disciplina y canones morales. Generalmente, nos sobre focalizamos en este item, dejando de lado los mencionados anteriores. Si uno le presta la debida atención a los primeros, éste se va fortaleciendo de manera suficiente. Dicho esto, la disciplina debe comprender en primera instancia la formación de hábitos que rigen la conducta hacia un cierto “orden”. Estos hábitos van de menos a más, con respecto a la edad de los niños. Asi mismo, la formación de una moralidad, es decir, el traspaso de las reglas y normas que deben regir la conducta en relación a lo socialmente esperado es tarea íntegra de los padres. Y también va de menos a más, no podemos exigirle lo mismo a un niño de tres años que se queda con un juguete que no es suyo que a uno de 10. Es muy importante recalcar que la disciplina y la moral son procesos de aprendizaje acumulativos y estratégicos. Como padres debemos desplegar toda nuestra creatividad y ejemplo para enseñarles a nuestros hijos a poder persistir en sus tareas focalizados en el proceso y no en el fin.