viernes, 22 de abril de 2016

Habilidades parentales: los puntos de partida.



¿Por qué evolutivamente como especie nos hemos desarrollado como padres, a diferencia de otras especies? 

 

Se dice que nunca estamos preparados para ser padres, pero incluso cuando más precauciones tomamos, la vida nos sorprende con desafíos imprevistos. Y sin embargo, como buenos hijos de la naturaleza, nos embarcamos en la ardua tarea de cuidar a nuestra descendencia. Somos la única especie de la naturaleza que poseemos un cerebro más desarrollado y por ende, más grande. Para ello tuvimos que sacrificar la temprana infancia. A diferencia de otras especies que al nacer pueden valerse por sí misma, los seres humanos somos neoténios, es decir, nuestro cerebro termina de desarrollarse varios años despues de nacer, lo cual implica que los primeros dos años de nuestra existencia debemos insoslayablemente depender de nuestros padres. Evolutivamente también desarrollamos el sentido de vivir en pareja y en comunidad para poder cuidar a nuestros hijos. Hoy en día nos vemos en la necesidad de abordar en qué sentido en nuestros tiempos debemos cuidar a nuestros hijos. De ahí surge como fuente de reflexión las habilidades parentales.

 

¿Qué es una habilidad y a qué nos referimos cuando la aplicamos a lo parental? 

 

Las habilidades que desplegamos como padres se refieren a la capacidad que tenemos como madre y padre de desarrollar todos los aspectos intrínsecos de nuestro talento, pericia y aptitudes en el quehacer de crianza de nuestros hijos.  

 

¿Cuáles son los conceptos básicos para desarrollar nuestras habilidades parentales hacia lo “suficientemente bueno”? 


 

1.- HOGAR ESTABLE: nuestra primera tarea es brindar un medio ambiente socio económico lo suficientemente estable donde nuestros hijos obtengan la satisfacción de sus necesidades básicas. Lo económico se torna imperante ya que nuestro sistema social está construído de tal manera que asuntos básicos como la salud, la educación y la vivienda de calidad son bienes de consumo. Por ende, la estabilidad laboral de los padres se hace cada vez más importante. En este entendido, la relación de pareja debe sometse a un autoanálisis para delimitar todos los asuntos monetarios de manera transparente y sobre todo práctica. La honestidad en asuntos de dinero es fundamental para poder construir el futuro familiar con habilidad y en pro del porvenir de los hijos. En resumen, hogar estable significa acceso a educación, salud, vivienda, alimentación y por su puesto entretención.

 

2.- SEGURIDAD PSICOLÓGICA: a diferencia de otras especies, los seres humanos para poder subsistir desarrollamos una capacidad superior de comunicación en donde nuestra mejor herramienta evolutiva ha sido la empatía. Por lo tanto, el apego que desarrollemos en la relación con nuestros hijos es muy importante para que estos se sientan seguros  con respecto a sus propias competencias. La seguridad psicológica es todo aquello que le permite al niñ@ desarrollarse plenamente en todas sus capacidades: intelectuales, físicas, emocionales, sociales y creativas. La mejor forma de realizar esto como padres es brindandoles la capacidad para que ellos se sientan seguros de sí mismo y por ende proyectarse de manera eficiente en todas sus capacidades. Acá no hay recetas, puesto que depende de cada niñ@ y cada padre y madre. Lo único que podemos hacer es estar presentes y abiertos emocionalmente para nuestros hij@s, sin miedos y atentos para poder acudir cuando nos necesiten en sus procesos de aprendizaje. 

 

3.- RELACIONES SOCIALES: como padres es muy importante propiciar el espacio a nuestos hijo@s para que puedan relacionarse positivamente con su grupo de pares. Esto es esencial para el desarrollo de la empatía, y consecuentemente para el aprendizaje de la lectura de las emociones. Una persona que puede leer emociones es una persona que va a necesitar invertir menos tiempo en solventar malos entendidos y sobre entendidos y podrá a su vez invertir su tiempo en desarrollar otras aptitudes. Brindar los espacios significa en lo inmediato invitar a amigos a la casa, darle permiso para que vaya a otras casas, que pueda participar en grupos sociales de deporte, música, etc. y nosotros estar presentes y atentos en cada movimiento para guiarlos positivamente (lejos de la paranoia) en sus relaciones sociales.

 

4.- DISCIPLINA Y UN ALTO ESTÁNDAR MORAL: finalmente, nuestra labor como padres es enseñarle a nuestros hijos disciplina y canones morales. Generalmente, nos sobre focalizamos en este item, dejando de lado los mencionados anteriores. Si uno le presta la debida atención a los primeros, éste se va fortaleciendo de manera suficiente. Dicho esto, la disciplina debe comprender en primera instancia la formación de hábitos que rigen la conducta hacia un cierto “orden”. Estos hábitos van de menos a más, con respecto a la edad de los niños. Asi mismo, la formación de una moralidad, es decir, el traspaso de las reglas y normas que deben regir la conducta en relación a lo socialmente esperado es tarea íntegra de los padres. Y también va de menos a más, no podemos exigirle lo mismo a un niño de tres años que se queda con un juguete que no es suyo que a uno de 10. Es muy importante recalcar que la disciplina y la moral son procesos de aprendizaje acumulativos y estratégicos. Como padres debemos desplegar toda nuestra creatividad y ejemplo para enseñarles a nuestros hijos a poder persistir en sus tareas focalizados en el proceso y no en el fin.

 

 

 

 

 

 

 


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