martes, 22 de septiembre de 2015

El terremoto y los niños.

Estamos en un Chile agitado. La tierra no deja de moverse y como Chilenos y habitantes de este largo país hemos ido aprendiendo a manejarnos en las situaciones de emergencia que nos plantean temblores, terremotos, maremotos, réplicas, incendios y lluvias. 

Como psicóloga, me conmueve la resiliencia de un país y la capacidad de las familias tanto chilenas como extranjeras de sobreponerse a las inclemencias de la madre tierra y levantar sus hogares y sus vidas. 

Me sorprenden sobre todo los niños y adolescentes. Ellos nos ven a los adultos y miran a su alrededor en búsqueda de respuestas: "¿cómo es que debo reaccionar?". Ya muchas mamás, papás, abuelos y en general, cuidadores, saben que los niños van a reaccionar de acuerdo a cómo ven que los adultos que están con ellos reaccionan. La reacción de nuestros niños es una extensión de nuestras propias reacciones. Si ellos ven reacciones de estrés y ansiedad, lo más probable es que repliquen dicho patrón. Es por esto que muchos adultos ya han manejado sus ansiedades y logran mantener la calma y así traspasar esa calma a sus pequeños. Esa calma viene desde el aprendizaje que nos ha entregado la experiencia. Saber que debemos desplazarnos hacia un lugar seguro donde haya menos probabilidad que nos caiga alguna objeto y taparnos la cabeza con los brazos, por ejemplo. En algunos casos, especialmente en edificios, abrir la puerta de entrada y en zonas de potencial tsunami, dirigirse hacia los lugares señalados como seguros por la autoridad.

Las autoridades competentes han logrado llegar a la comunidad difundiendo cuáles son la medidas de protección y seguridad que la población debe manejar. Una mención especial merece el Ministerio de Desarrollo Social con su video inclusivo (apto para sordomudos y no videntes), disponible en su página de Facebook (Vídeos Inclusivos sobre qué hacer en caso de #sismo....).

Los psicólogos no se quedan atrás porque no sólo se trata de saber qué hacer en términos técnicos sino también de cómo lidiar con esta sobrecarga emocional, especialmente con referencia al miedo. El miedo nos sobrepasa con un cúmulo de sensaciones desagradables frente a la presencia de un peligro real o imaginario. En el caso particular de lo que sucede en el país, lo real está el terremoto y el sinfín de réplicas, así como en lo imaginario, en no saber si habrán más movimientos, si llegará ayuda, etc. Lo importante es saber que la ocurrencia del miedo es completamente normal y que lejos de avergonzarnos o "asustarnos" del miedo, hay que acogerlo. Esto se traduce en hablar con los niños con especial sinceridad, pero sobre todo entregarles un espacio en el tiempo en donde ellos puedan hablar sobre lo ocurrido, lo que sintieron, lo que creen que pueda suceder en el futuro. Esta conversación tiene la particularidad de abrir caminos de nuevos aprendizajes, puesto que podemos aclarar dudas o malos entendidos, además de brindar un espacio donde se puedan sentir seguros tanto de los adultos que los rodean como de ellos mismos. Hablar, siempre hablar.

Nuestros grandes aliados para propiciar estos espacios son los profesores y el grupo social en el colegio. Muchas conversaciones se dan con los compañeros, incluso en la sala, la profesora o profesor le pedirá a los niños que hablen si así lo desean. Ahora esto no nos libera a nosotros como cuidadores de hablar directamente con ellos, pero nos entrega una puerta de entrada: "¿qué dijeron en el colegio sobre el terremoto, amor?".

Para más información, los invito a ver el video en Youtube subido por la Sociedad Chilena de Psicólogos en Emergencia y desastres "Recomendaciones para niños expuestos a emergencias y desastres".

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